La relación de Borrell con el reino marroquí corrobora su falsa alerta de propaganda contra los saharauis.

El Ministerio de Asuntos Exteriores lanzó este miércoles el riesgo de alerta de atentados terroristas en el Sáhara y, concretamente, en la zona en que se encuentran los campamentos saharauis de Tinduf, donde residen alrededor de 25.000 personas y donde durante esta época del año muchos españoles aprovechan para viajar y visitar a los niños que en verano, gracias al programa Vacaciones en Paz, son acogidos por familias españolas

Madrid, 30 Noviembre de 2019. -(ECSaharaui)

Redacción H.Mohamed & Lehbib Abdelhay. ECS

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Campamentos de Tindouf. Agencias


¿Qué hay de cierto en esta falsa alerta terrorista?






· Muchos españoles visitan ahora a los niños de los campamentos de Tinduf, que en verano son acogidos por familias. Defensa ha confirmado que se trata de una amenaza "real e inminente", pero no ha basado su alerta en pruebas materiales. En estas fechas 300 españoles prevén viajar allí.

El pasado miércoles 27 de noviembre Josep Borrell recibió a su homólogo marroquí en el Palacio de Buenavista, Nasser Bourita. En la reunión, ambos ministros destacaron la excelente e intensa relación bilateral y abordaron las controvertidas relaciones Unión Europea-Marruecos, además de analizar la actualidad regional, incluyendo la situación en el Sáhara Occidental. Luego de la reunión, publicaba el Ministerio de Exteriores en la red social Twitter la falsa alerta que advierte de un peligro inminente en los Campamentos de Tindouf alegando a que la desestabilización en la zona de Malí podría amenazar la paz en los Campamentos de Tindouf.

Tras esta falsa llamada a la precaución, fueron numerosas las protestas como reacción al mensaje del ministerio. El presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara, José Taboada, ha calificado de "absolutamente injustificada" esta alerta y ha asegurado que el Frente Polisario garantiza la seguridad en los campamentos de refugiados. A su juicio, esta alarma tiene su origen en la visita que realizó el miércoles a Madrid el ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Nasser Bourita, que se entrevistó con el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. En su opinión, Marruecos trata de "interferir" y "frenar" la solidaridad de miles de familias españolas que colaboran de forma periódica y regular con los saharauis que viven en los campamentos. 

Según se hizo eco el diario El País, en una rueda de prensa en Madrid, la representante del Frente Polisario en España, Jira Bulahi, se quejó de que nadie hubiera contactado con ellos para advertirles de la amenaza yihadista. Antes de acudir al Ministerio de Exteriores (donde fue recibida por la directora general para el Magreb, Mediterráneo y Oriente Próximo, Eva Martínez), reconoció que la seguridad en los campamentos “se ha reforzado” debido a la inestabilidad en la zona, pero sin que haya ninguna alarma concreta.

Solo un día después de la reunión de Borrell con Bourita, sería Fernando Grande-Marlaska quien viaje a Argelia para reunirse con el ministro del Interior del país, Salah Eddine Dahmoune, para abordar la lucha contra el terrorismo y la inmigración irregular. Según informa el Ministerio del Interior, el objetivo de este encuentro es "reforzar la estratégica cooperación en materia de inmigración irregular, el terrorismo y la delincuencia organizada, así como la cooperación en el ámbito de la protección civil y la seguridad vial". 


En menos de dos días, el gobierno en funciones español se reúne con las dos contrapartes del conflicto saharaui sin reunirse ni solicitar un encuentro con las autoridades saharauis. Nada nuevo bajo el sol en lo referente al Sáhara Occidental. El Ministerio de Asuntos Exteriores continúa planteando una política de abandono a las reivindicaciones de la República Saharaui que, inexorablemente, favorecen los intereses de un régimen dictatorial (aunque enmascarado en una presunta democracia) como el Reino de Marruecos.

La República Árabe Saharaui Democrática envió un comunicado a EFE en el que negaba toda posible amenaza en la región que controla y aseguraba que el objetivo de dicho sospechoso aviso realizado desde la cuenta del Ministerio de Twitter es empañar y desprestigiar los Campamentos de Refugiados con el fin de presionar a las ONGs que operan y colaboran estrechamente con los saharauis para que cese su apoyo humanitario a los refugiados saharauis. De modo que se trata, nuevamente, de una campaña liderada por la potencia de mayor hegemonía en África: Francia, en total sintonía y acuerdo con el régimen dictatorial marroquí. 

La histórica desvinculación del PSOE respecto al tema del Sáhara es evidente también en este nuevo siglo, desde que Felipe González aterrizara en los campamentos prometiendo un falso referéndum. Josep Borrell, actual ministro de Exterior en funciones, ya había protagonizado declaraciones de desprecio al pueblo saharaui, ignorando la convivencia de españoles y saharauis por casi un siglo, desde que se celebrara aquella famosa Conferencia de Berlín organizada por la misma Francia y el Reino Unido. 

Las relaciones de Josep Borrell con el reino alauita explican su apoyo y prestación de servicios a este régimen, durante el tiempo en que Borrell formó parte del Consejo de Abengoa, la multinacional sevillana firmó grandes proyectos con el Reino de Marruecos como, por ejemplo, la central híbrida de termosolar y ciclo combinado Ain Beni Mathar o la transmisión eléctrica de Matmata. Este hecho privado indica las buenas relaciones que mantiene el ministro con el reino alauí. 

El actual jefe de la diplomacia europea Borrell ya ha protagonizado varios momentos de desprecio hacia el pueblo saharaui. Uno de los más sonados tuvo lugar en el Senado el día 25 de octubre de 2018 cuando despachó en menos de dos minutos la batería de preguntas presentadas al Gobierno por parte cuatro senadores, entre los que se encontraba el canario Pablo Rodríguez Cejas, senador de la Agrupación Herreña Independiente (AHI-CC) y otras de los senadores Jokin Bildarratz Sorron (PNV), Jordi Martí Deulofeu (ERC) y Jon Iñarritu García (Bildu). Entre las cuestiones planteadas a Borrell se encontraban el cumplimiento por parte de España de las sentencias del TJUE sobre la comercialización de recursos naturales del Sáhara Occidental —sentencias que establecen que Marruecos y el Sáhara Occidental son territorios distintos y separados—, «en las que se define esta comercialización como un expolio de los recursos de un país ocupado a la fuerza». El senador fue muy concreto al preguntar a Borrell lo siguiente: «Sé que usted se siente muy cómodo con sus aliados estratégicos como Marruecos, pero le pregunto: ¿Sabe que de forma flagrante se violan los Derechos Humanos en el Sáhara Occidental por parte de las fuerzas militares marroquíes? ¿Sabe que en los territorios del Sáhara Occidental ocupados ilegalmente por Marruecos la población saharaui es torturada, perseguida y oprimida?».

Borrell respondió lo siguiente: «Solamente puedo decirles que nosotros estamos alineados con las Naciones Unidas y apoyamos la posición de las Naciones Unidas, del Alto Representante, del negociador. 

Borrell se atrevía a decir lo siguiente: "España no es considerada potencia administradora en las resoluciones anuales de la Asamblea General que se refieren a la descolonización del Sáhara Occidental, ni aparece como potencia administradora en la lista de Territorios no Autónomos de Naciones Unidas".

En una clara respuesta disuasoria, el exministro desvirtuaba a España de responsabilidades históricas con el Sáhara Occidental, olvidando lo establecido en la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en 2.014 cuando el actual ministro de Interior y excompañero de Borrell, Fernando Grande-Marlaska, estableció en un auto que « las resoluciones aprobadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y los informes de su Secretario General, la Potencia Administradora del Sáhara Occidental sigue siendo España, aunque lo sea de iure pero no de facto hasta que finalice el periodo de la descolonización, tiene las obligaciones recogidas en los artículos 73 y 74 de la Carta de Naciones Unidas».

Estas declaraciones propiciaron una rápida y efectiva respuesta de la delegada Jira Bulahi en la que fue tajante: "aunque España se marchara del Sáhara Occidental y “abandonara a su suerte al pueblo saharaui incumpliendo sus obligaciones en materia de descolonización”, la doctrina de la ONU es muy clara “al establecer que la transmisión de la condición de potencia administradora no puede efectuarse nunca a favor de un tercero, sino en todo caso a favor de Naciones Unidas”. La delegada saharaui es terminante: “España sigue siendo de iure, según Naciones Unidas, la potencia administradora del Sahara Occidental y según, no tuvo más remedio que admitir, la Sala de lo penal de la Audiencia Nacional en su auto 40/2014."

La delegada del Polisario, también lamentó que el ministro no hiciera referencia alguna en el Senado “a la explotación ilegal de los Recursos Naturales del Sáhara Occidental a través de acuerdos que han sido anulados por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea”. Ni referencia alguna a la existencia de presos políticos saharauis, en cárceles marroquíes.

La posición de Borrell de defensa de los intereses marroquíes frente a los legítimos derechos del pueblo saharaui, se resumió en otra parte de su breve intervención en la que reconocía que se habían reunido con representantes marroquíes y argelinos y no citó a los saharauis, además de indicar que España no podía hacer más que apoyar los esfuerzos del Secretario General de las Naciones Unidas.

Sin embargo, Borrell no se quedó en esto, sino que el mismo día en que se produjo su comparecencia en el Senado, su departamento entregó un informe en el Congreso de los Diputados en el que Exteriores era contrario a que se celebrara en sede parlamentaria una reunión de parlamentarios nacionales, autonómicos, europeos y de países africanos (“Sáhara Occidental: 


territorio pendiente de descolonización”), en el marco de la Conferencia Europea de Apoyo y Solidaridad con el Pueblo Saharaui (EUCOCO), prevista para los días 16 y 17 de noviembre próximos en Madrid. La excusa fue que esta reunión afectaría a las relaciones de España con Marruecos. Este informe fue fundamental para que la Mesa del Congreso impidiera la celebración de esta reunión.

Josep Borrell se olvida, no sólo del pueblo saharaui, y del auto que ratificó su propio compañero Marlaska,  sino de la propia raíz del Partido Socialista y de las directrices del propio Gobierno de Pedro Sánchez en las que prima el respeto a los derechos humanos. Hay que recordar en el propio Congreso Federal en el que fue ratificado el resultado de las primarias, hubo una representación saharaui, lo que indicaba claramente el compromiso del PSOE hacia las justas reivindicaciones de un pueblo que fue abandonado por España porque no se cumplió el compromiso de la celebración de un referéndum de autodeterminación y se entregó la administración, que no la soberanía, a Marruecos y Mauritania, en contra de lo que indica la Carta de las Naciones Unidas.

La inestable región de Malí y la implicación de Francia

Las fuerzas de la coalición internacional liderada por Francia ayudaron a los rebeldes armados libios a derrotar a Muammar Gadafi, que fue capturado y linchado hasta la muerte por las milicianos el 20 de octubre de 2011. Sarkozy había dejado caer a un líder africano al que, pocos meses antes, había rehabilitado como aliado y financió su campaña electoral, según la justicia francesa. 

Pero ni Francia ni EE.UU ni el Reino Unido terminaron su 'trabajo'. Libia fue abandonada a su suerte en una pelea de gallos de las milicias armadas que, tras derrocar al Hermano Líder, empezaron a 'guerrear' entre sí. Hasta hoy. 

Tras la caída del líder libio, nacieron de la nada importantes grupos yihadistas africanos en el Norte de Malí, Lago de Chad, Burkina Faso y Níger. El terrorismo saheliano reorganizó sus fuerzas ante el incremento de la presencia militar de Francia y refuerza su posición ante la penetración de las fuerzas de la Operación Barkhane. 

La Francia de Sarkozy (aliado histórico de Marruecos) facilitó la participación de los servicios secretos de Rabat para penetrar en dichos grupos para fines hegemónicos. El derrocamiento de Gadafi fue el perfecto pretexto para la intervención francesa en la región.  Según el plan de acción, Marruecos se encarga de suministrar combatientes y financiación a través del hachís marroquí. Información que fue confirmada después por un informe de la Academia Militar de Estados Unidos tras la proclamación del Califato en Siria e Irak. El trabajo de investigación fue realizado por West Point

Marruecos es el principal exportador mundial de bombas suicidas y de combatientes. El dato nuevo figura en un reciente estudio estadounidense.

No obstante, Francia armó a estos grupos terroristas y les facilitó el suministro de armas. Los contenedores de armas fueron entregados por Qatar y los Emiratos Árabes Unidos.

Marruecos y los grupos terroristas del Norte de Malí.

Desde 2012, Malí sufre continuas agresiones de islamistas, razón por la cual Francia envió allí unos 4.000 militares para desplegar una operación antiterrorista.

Un documento secreto, según informes de inteligencia, informó de la "colaboración" entre el servicio de la Dirección General de Investigación y Documentación (DGED) y Daesh en el Magreb Islámico (ISIS) con sede en Mali.

El agregado militar en la embajada de Marruecos en Bamako está involucrado, junto a un conocido periodista mauritano, en la financiación, reclutatamiento y preparación de atentados terroristas contra las fuerzas de paz de las Naciones Unidas desplegadas en Malí y las fuerzas europeas presentes en esa región. El MUYAO, una filial del Daesh en África del Norte está bajo la comandancia del mencionado militar marroquí, funcionario en la embajada de Rabat.

Esta organización de terroristas fue quien cometió el secuestro de tres cooperantes en los campamentos de refugiados saharauis en 2011, también secuestró en 2015 al cónsul de Argelia en Gao y lo asesinaron meses después.

Así lo demostraba un documento confidencial marroquí filtrado, en el que se apreciaba como ''El Majzen'' (Palacio Real) y la organización terrorista Al-Qaeda en el Magreb Islámico llegaron a un acuerdo para llevar a cabo un plan hostil contra Argelia y Mali.


Estos documentos se encuentran publicados en la web de este medio. 

Desgraciadamente, la política internacional está marcada por el doble rasero, en ciertos casos, se recurre al uso de la fuerza para implementar el derecho internacional, si converge con interés de algunos, y en otros, como es el caso del Sáhara Occidental, se bloquea su aplicación.

Tal y como hemos analizado, un ministro español de estrecha relación con Marruecos (principal financiador de estos grupos terroristas con hachís y combatientes, junto a Francia) ha declarado el peligro de viajar a una zona inhóspita del desierto con el fin de relacionar a los saharauis con el terrrorismo, una jugada que constituye en sí misma un acto de violación flagrante de derechos humanos, y con un fin de promover un Marruecos democrático y comprometido con la lucha antiterrorista. Nada lejos de la realidad es que Marruecos, siendo el principal exportador de combatientes y suicidas, es también el segundo mayor exportador de hachís del mundo, cuyas toneladas están manchadas con la sangre de miles de inocentes saharauis y africanos. 

Marruecos usa las toneladas de hachís y cocaína para realizar el trabajo sucio de sus socios europeos, mientras Francia perpetra su poder hegemónico expoliando recursos valiosos en la zona para exportarlos al mercado internacional, como las minas de oro y uranio del norte de Malí. 

La conclusión a la que se llega es a la nulidad en cuanto a aplicación del derecho internacional en zonas donde sus habitantes conviven con terroristas y contrabandistas a sueldo marroquí y francés

Cabría recordar que desde hace años, y con el silencio cómplice mediático que le apoya, Marruecos vive una creciente oleada de grandes protestas por todo el país que muestran su descontento con un régimen autoritario y fiel al rey Mohamed VI, violador de derechos humanos en los territorios ocupados del Sáhara y socio preferente africano de Francia como fuente de desestabilización en la región del Maghreb y en África Occidental. 

El aliado de Europa acaba con muchas vidas africanas por culpa del narcotráfico mundial que controla y exporta a zonas de conflicto, y los suicidas formados y preparados en Marruecos que envía a las distintas zonas de inestabilidad política en la región del Sahel, como soldados suicidas. La implicación de los servicios secretos marroquíes (Majzén) en coordinación con los servicios secretos europeos constituye el principal bloqueador de paz en la África Occidental.

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